With this post I close for now the series on Hominins and Homo, as well as all the posts related to Gauguin’s first question in his painting, where do we come from?
So far we have reviewed briefly the origins of the universe, our solar system, our planet, and life on Earth. We dealt with the relevance of water, the carbon chemistry present across the universe that is the basis of life, how could extraterrestrial life be and how the biological evolution took place in our planet. We also discussed how intelligence, culture, morality and many other mental features are present in other animal species and were shaped by evolution. Finally, we also reviewed the Hominin and Homo species that were our closest evolutionary relatives.
But before moving, in future posts, to the next question in Gauguin’s painting (what are we?), in this post we will talk about a few more human species that shared this planet with our species until very recently.
In the case of Denisovans, the most recent remains are about 55,000 years old, although they could have remained in Asia, pairing with our species, until 30,000 years ago. This possibility is supported by the fact that the contemporary humans with the highest proportion of Denisovan DNA are found in Australia, New Guinea, and Pacific Islands. There is also Denisovan DNA, to a lesser extent, in Far East Asians and American Indians (1).
Facial reconstruction of Homo floresiensis / reconstrucción facial de Homo floresiensis
Not far back in time was the extinction of H. floresiensis, present on Flores Island in Indonesia about 60,000 years ago. The present-day humans of Flores Island have DNA from Neanderthals and Denisovans, but not from H. floresiensis. However, they share with H. floresiensis short height, a common phenomenon—along with its opposite, island gigantism—in the animal species that inhabit islands (2). Another extinct human Asian species is H. luzonensis, present in the Philippines 67,000 years ago (3).
A mostly hypothetical facial reconstruction of Homo luzonensis /
Una muy hipotética reconstrucción facial de Homo luzonensis
The diversity of human species that coexisted at similar times in Southeast Asia is demonstrative of the role played in speciation by isolation caused by geographic differences—in this case, islands. Let us remember the influence on the concept of evolution that their travels to the Galapagos Islands and the Malay Archipelago had for Darwin and Wallace, respectively.
As I mentioned in previous posts, it seems clear that the Hominins were a relatively successful evolutionary group. Probably less than 100,000 years ago, six human species may have been present on the planet simultaneously: Homo ergaster (erectus), Homo neanderthalensis, Denisovans, Homo floresiensis, Homo luzonensis, and our species, Homo sapiens (4).
Nevertheless, Australia, America, and Oceania were still without human presence. Only our species reached these continents. The arrival in Australia, which occurred possibly 65,000 years ago, could have been a remarkable maritime feat (5). The challenge of reaching America from the present Russian Far East by crossing the Bering Strait—that connects the Pacific and Arctic oceans—on foot was only met about 30,000 years ago. This may be illustrative of how difficult it was to adapt to areas of the planet such as Siberia or Alaska. The Bering Strait, 83 km—51.6 miles—long, disappeared during the last glaciation, perhaps due to world’s glaciers locking up vast amounts of water, which lowered the sea level and exposed a wide stretch of the sea floor (6). Finally, the slow occupation of Oceania lasted until about 800 to 900 years ago.
At this point, one might think that given the level of intelligence we can assume for Neanderthals, Denisovans, and other human species their expansion around our planet was a piece of cake. However, the size of every global Hominin population at a given time was in the order of the tens of thousands of individuals. These scarce populations carried a high risk of extinction, as confirmed by the current absence of any other Hominin species alive than our own. We should remember that Hominins, like great apes and other primates, were food for predators (7-9) and that perhaps only the superb ability to cooperate was what kept our species on the planet.
Let us go back for a moment to the experiments showing that chimpanzees may have better short-term memory than we do (10), described in a previous post. We may wonder in what intellectual respects the previous human species, including our relatives erectus, neanderthalensis, Denisovans, floresiensis, and luzonensis, might have surpassed us, what we might have learned from them, and how much we might have lost with their disappearance.
Darwin thought that the difference in mental capacities between humans and other living animals was quantitative rather than qualitative, but he recognized that the difference was "enormous” (11). This difference worried him greatly, since he defended the evolutionary continuity of all biological characteristics, and it was used by his adversaries to question evolution. Probably that continuous range of mental capacities, absent today, would have been filled by the now-extinct Hominins and human species, and our current sense of enormous superiority with respect to the other animals would lose its reason to exist. Were they to still be present today, we might lose our superiority complex, and just be another humble Hominin on Earth.
Versión en español:
Con esta publicación cierro por ahora la serie sobre Homíninos y Homo, así como todas las publicaciones relacionadas con la primera pregunta de Gauguin, ¿de dónde venimos?, en su pintura polinésica.
Hasta ahora hemos revisado brevemente los orígenes del universo, de nuestro sistema solar, de nuestro planeta y de la vida en la Tierra. Nos ocupamos de la relevancia del agua, de la química del carbono que es la base de la vida y está presente en todo el universo, de cómo podría ser la vida extraterrestre y de cómo tuvo lugar la evolución biológica en nuestro planeta. También discutimos cómo la inteligencia, la cultura, la moralidad y muchas otras características mentales están presentes en otras especies animales y fueron moldeadas por la evolución. Finalmente, también revisamos las especies de homíninos y homo que fueron nuestros parientes evolutivos más cercanos.
Pero antes de pasar, en futuras publicaciones, a la siguiente pregunta en la pintura de Gauguin (¿qué somos?), en este post hablaremos de algunas especies humanas más que compartieron este planeta con nuestra especie hasta hace muy poco tiempo.
En el caso de los denisovanos, los restos más recientes tienen unos 55.000 años de antigüedad, aunque podrían haber permanecido en Asia, emparejándose con nuestra especie, hasta hace 30.000 años. Esta posibilidad está respaldada por el hecho de que los humanos contemporáneos con la mayor proporción de ADN denisovano se encuentran en Australia, Nueva Guinea y las islas del Pacífico. También hay ADN denisovano, en menor medida, en asiáticos del Lejano Oriente e indios americanos (1).
No muy atrás en el tiempo fue la extinción de H. floresiensis, presente en la isla de Flores en Indonesia hace unos 60.000 años. Los humanos actuales de la isla de Flores tienen ADN de neandertales y denisovanos, pero no de H. floresiensis. Sin embargo, comparten con H. floresiensis una estatura corta, un fenómeno común, junto con su opuesto, el gigantismo insular, en las especies animales que habitan las islas (2). Otra especie humana asiática extinta es H. luzonensis, presente en Filipinas hace 67.000 años (3).
La diversidad de especies humanas que coexistieron en tiempos similares en el sudeste asiático es demostrativa del papel desempeñado en la especiación por el aislamiento causado por las diferencias geográficas, en este caso, las islas. Recordemos la influencia en el concepto de la evolución que sus viajes a las Islas Galápagos y al Archipiélago Malayo tuvieron para Darwin y Wallace, respectivamente. Como mencioné en publicaciones anteriores, parece claro que los homíninos fueron un grupo evolutivo con bastante éxito. Probablemente hace menos de 100.000 años, seis especies humanas pueden haber estado presentes en el planeta simultáneamente: Homo ergaster (erectus), Homo neanderthalensis, Denisovanos, Homo floresiensis, Homo luzonensis, y nuestra especie, Homo sapiens (4).
Sin embargo, Australia, Estados Unidos y Oceanía seguían sin presencia humana. Sólo nuestra especie llegó a estos continentes. La llegada a Australia, que ocurrió posiblemente hace 65.000 años, podría haber sido una hazaña marítima notable (5). El desafío de llegar a América desde el actual extremo oriente ruso cruzando a pie el estrecho de Bering, que conecta los océanos Pacífico y Ártico, sólo se cumplió hace unos 30.000 años. Esto puede ser ilustrativo de lo difícil que fue adaptarse a áreas del planeta como Siberia o Alaska. El estrecho de Bering, de 83 km de largo, desapareció durante la última glaciación, tal vez debido a que los glaciares del mundo acumularon grandes cantidades de agua, lo que redujo el nivel del mar y expuso un amplio tramo del fondo marino (6). Finalmente, la lenta ocupación de Oceanía duró hasta hace sólo unos 800 a 900 años.
En este punto, uno podría pensar que dado el nivel de inteligencia que podemos asumir para los neandertales, denisovanos y otras especies humanas, su expansión alrededor de nuestro planeta era pan comido. Sin embargo, el tamaño de cada población mundial de homíninos en un momento dado estaba en el orden de las decenas de miles de individuos. Estas escasas poblaciones conllevaban un alto riesgo de extinción, como lo confirma la ausencia actual de otras especies de homínidos vivas que la nuestra. Debemos recordar que los homínidos, como los grandes simios y otros primates, eran alimento para los depredadores (7-9) y que tal vez solo la excelente capacidad de cooperar era lo que mantenía a nuestra especie en el planeta.
Volvamos por un momento a los experimentos que muestran que los chimpancés pueden tener mejor memoria a corto plazo que nosotros (10), descritos en una publicación anterior. Podemos preguntarnos en qué aspectos intelectuales las especies humanas anteriores, incluidos nuestros parientes erectus, neanderthalensis, denisovanos, floresiensis y luzonensis, podrían habernos superado, qué podríamos haber aprendido de ellos y cuánto podríamos haber perdido con su desaparición.
Darwin pensaba que la diferencia en las capacidades mentales entre los humanos y otros animales vivos era cuantitativa más que cualitativa, pero reconoció que la diferencia era "enorme" (11). Esta diferencia le preocupaba mucho, ya que defendía la continuidad evolutiva de todas las características biológicas, y era utilizada por sus adversarios para cuestionar la evolución. Probablemente ese rango continuo de capacidades mentales, ausente hoy en día, habría sido llenado por los homíninos y humanos extinguidos, y nuestro sentido actual de enorme superioridad con respecto a los otros animales perdería su razón de existir. Si todavía estuvieran presentes hoy, podríamos perder nuestras manías de grandeza, nuestro complejo de superioridad y ser solamente otro humilde homínino en la Tierra.
Images / Imágenes:
Facial reconstruction of Homo floresiensis / reconstrucción facial de Homo floresiensis. Author / Autor: Cicero Moraes et alii. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Homo_floresiensis_v_2-0.jpg. CC BY 4.0 <https://creativecommons.org/licenses/by/4.0>, via Wikimedia Commons.
A mostly hypothetical facial reconstruction of Homo luzonensis / Una muy hipotética reconstrucción facial de Homo luzonensis. Author / Autor: Luzonensis. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:HomoLuzonensisRestoration.jpg. CC BY-SA 4.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0>, via Wikimedia Commons.
References / Referencias:
(1) Rebecca Wragg Sykes. Kindred: Neandertal Life, Love, Death and Art. Bloomsbury Sigma, London, 2020.
(2) Serena Tucci et al. Evolutionary history and adaptation of a human pygmy population of Flores Island, Indonesia. Science 03 Aug 2018: Vol. 361, Issue 6401, pp. 511-516. DOI: 10.1126/science.aar848.
(3) Détroit, F., Mijares, A.S., Corny, J. et al. A new species of Homo from the Late Pleistocene of the Philippines. Nature 568, 181–186 (2019). https://doi.org/10.1038/s41586-019-1067-9.
(4) Peter J. Richerson, Sergey Gavrilets and Frans B.M. de Waal. Modern theories of human evolution foreshadowed by Darwin’s Descent of Man. Science372, eaba3776 (2021). DOI: 10.1126/science.aba3776. https://science.sciencemag.org/content/372/6544/eaba3776.
(5) Clarkson, C., Jacobs, Z., Marwick, B. et al. Human occupation of northern Australia by 65,000 years ago. Nature 547, 306–310 (2017). https://doi.org/10.1038/nature22968.
(6) Yuval N. Harari. Sapiens. A Brief History of Humankind. Random House UK. London, 2015.
(7) Lorenzo Tondo. Remains of nine Neanderthals found in cave south of Rome. https://www.theguardian.com/science/2021/may/08/remains-of-nine-neanderthals-found-in-cave-south-of-rome. Accessed on July 12, 2021.
(8) Ministero della cultura. Neanderthal, dalla Grotta Guattari al Circeo nuove incredibili scoperte. https://cultura.gov.it/neanderthal. Accessed on October 8, 2021.
(9) Frans de Waal. The Age of Empathy. Nature’s Lessons for a Kinder Society. Harmony Books, New York, 2011.
(10) Sana Inoue, Tetsuro Matsuzawa. Working memory of numerals in chimpanzees. Current Biology Vol 17 No 23 R1004. https://doi.org/10.1016/j.cub.2007.10.027.
(11) Charles Darwin (1871). The Descent of Man, and Selection in Relation to Sex (1st ed.). London: John Murray. ISBN 978-0-8014-2085-6; http://darwin-online.org.uk/EditorialIntroductions/Freeman_TheDescentofMan.html. Accessed on July 12, 2021.
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