Denisovan molar / muela denisovana
In the cave of Denisova, Russia, there are human remains from between 287,000 and 45,000 years ago, that is, until the beginning of the Upper Paleolithic. This cave was inhabited initially by Denisovans, and later, between 193,000 and 97,000 years ago, by Neanderthals, sometimes with both Neanderthals and Denisovans. Our species was also present about 45,000 years ago, and it has not been ruled out that these three species coexisted there (1-3). The remains of a young woman, the daughter of a Neanderthal mother and a Denisovan father, were found in the cave in 2018 (4). Our species has a small percentage of genes from Neanderthals and Denisovans, between 1% and 4%, depending on the location of origin of the population. These pairings may have happened even less than 50,000 years ago (5).
In Tibet, 3,000 km—1,864 miles—away from the Denisova cave, a 160,000-year-old Denisovan fossil jaw was found at an elevation of 3,280 meters—about 3,600 yards—in 2019 (5,6). The EPAS1 gene is related to the production of a large protein complex that that plays a critical role in the body's ability to adapt to changing oxygen levels. EPAS1 is present in Homo sapiens and in Denisovans. In the Denisovan fossil jaw found in Tibet, a protein derived from a Denisovan variant of the EPAS1 gene was identified that is different from the one commonly found in our species. Although the Denisovan variant is present in other Homo sapiens populations, in the latter it is less common than in modern Tibetans—a clear case of natural selection of an advantageous characteristic. The Denisovan variant made easier the adaptation of this human population to life at high elevations (6).
Denisovan fossil jaw fragment / Fragmento de mandíbula denisovana
Among the oldest indications of symbolic thought in human species are 120,000-year-old linearly marked bones whose signs seem to have no apparent use and cave paintings from 65,000 years ago (7-9). Language is another evolutionary outcome (10). Adaptations for spoken language must have appeared gradually, and it seems accepted that this ability predates the separation of our lineage from that of Neanderthals (11,12).
The image of Neanderthals as brute troglodytes armed with batons has been debunked by findings in recent decades. Neanderthals were able to create stone tools as complex as those made by Homo sapiens living at the same prehistorical times. They also made clothes and worked wood, bones, ivory, and seashells to produce tools, personal ornaments, and most likely, weapons—not just for hunting (11). Neanderthals killed large animals, cooked, perhaps smoked meat, and they were capable of practical landscape modification through the use of fire. They possessed auditory abilities and the FOXP2 gene that produces a protein associated with the development of spoken language, which would have allowed them an oral communication as efficient as our modern speech (13). In addition, they buried their dead; created art, such as cave paintings; and manufactured musical instruments (14-16). Three different sites with cave paintings attributed to Neanderthals were found just in Spain (17).
Reconstruction of neanderthal girl in modern outfit / Reconstrucción de niña neandertal vestida al estilo moderno
Rebecca Wragg Sykes, a British Paleolithic archaeologist who wrote Kindred: Neanderthal Life, Love, Death and Art, estimates that just 2.0 or 3.0 million Neanderthals existed during the hundreds of thousands of years that this species was present on the planet (11). That number illustrates the disproportion of the current human population—8.0 billion in 2022—with respect to the environment, our planet. While a few tens of thousands, or even hundreds of thousands, of Paleolithic humans could never significantly change the planet’s environment, the current human population, with its massive use of resources, does not appear to be fully compatible with nature conservation.
Versión Española:
En la cueva de Denisova, Rusia, hay restos humanos de hace entre 287.000 y 45.000 años, es decir, hasta el comienzo del Paleolítico Superior. Esta cueva fue habitada inicialmente por denisovanos, y más tarde, entre 193.000 y 97.000 años atrás, por neandertales y a veces simultáneamente por neandertales y denisovanos. Nuestra especie también estuvo presente hace unos 45.000 años, y no se ha descartado que estas tres especies coexistieran allí (1-3). Los restos de una mujer joven, hija de una madre neandertal y un padre denisovano, fueron encontrados en la cueva en 2018 (4). Nuestra especie tiene un pequeño porcentaje de genes de neandertales y denisovanos, entre el 1% y el 4%, dependiendo del lugar de origen de la población. Estos emparejamientos pueden haber ocurrido incluso hace menos de 50.000 años (5).
En el Tíbet, a 3.000 km de la cueva Denisova, se encontró una mandíbula fósil denisovana de 160.000 años de antigüedad a una altura de 3.280 metros, en 2019 (5,6). El gen EPAS1 está relacionado con la producción de una gran complejo de proteína que desempeña un papel crítico en la capacidad del cuerpo para adaptarse a los niveles cambiantes de oxígeno. EPAS1 está presente en Homo sapiens y en denisovanos. En la mandíbula fósil denisovana encontrada en el Tíbet, se identificó una proteína derivada de una variante denisovana del gen EPAS1 que es diferente de la que se encuentra comúnmente en nuestra especie. Aunque la variante denisovana está presente en otras poblaciones de Homo sapiens, en estas últimas es menos común que en los tibetanos modernos, un caso claro de selección natural de una característica ventajosa. La variante denisovana facilitó la adaptación de esta población humana a la vida en altitud (6).
Entre los indicios más antiguos de pensamiento simbólico en la especie humana se encuentran huesos marcados linealmente de 120.000 años de antigüedad, cuyas marcas parecen no tener un uso claro y pinturas rupestres de hace 65.000 años (7-9). El lenguaje es otro resultado evolutivo (10). Las adaptaciones para el lenguaje hablado deben haber aparecido gradualmente, y parece aceptado que esta habilidad es anterior a la separación de nuestro linaje del de los neandertales (11,12).
La imagen de los neandertales como trogloditas brutos armados con porras (parecidos al rey de bastos de la baraja de cartas española) ha sido desacreditada por los hallazgos en las últimas décadas. Los neandertales fueron capaces de crear herramientas de piedra tan complejas como las hechas por los Homo sapiens que vivían en la misma época prehistórica. También fabricaban ropa y trabajaban madera, huesos, marfil y conchas marinas para producir herramientas, adornos personales y, muy probablemente, armas, no sólo para la caza (11). Los neandertales mataban animales grandes, cocinaban la comida, tal vez la ahumaban, y eran capaces de modificar el paisaje mediante el uso del fuego. Poseían capacidades auditivas y el gen FOXP2 que produce una proteína asociada al desarrollo del lenguaje hablado, lo que les habría permitido una comunicación oral tan eficiente como nuestra habla moderna (13). Además, enterraban a sus muertos y crearon arte, como lo demuestran pinturas rupestres e instrumentos musicales (14-16). Sólo en España se encontraron tres sitios diferentes con pinturas rupestres atribuidas a los neandertales (17).
Rebecca Wragg Sykes, una arqueóloga paleolítica británica que escribió “Neandertales: La vida, el amor, la muerte y el arte de nuestros primos lejanos”, estima que sólo 2 o 3 millones de neandertales existieron durante los cientos de miles de años que esta especie estuvo presente en el planeta (11). Ese número ilustra la desproporción de la población humana actual, 8.000 millones en 2022, con respecto al medio ambiente, nuestro planeta. Si bien unas pocas decenas de miles, o incluso cientos de miles, de humanos paleolíticos nunca podrían cambiar significativamente el medio ambiente del planeta, la población humana actual, con su uso masivo de recursos, no parece ser totalmente compatible con la conservación de la naturaleza.
Images / Imágenes:
Denisovan molar / muela denisovana. Author / Autor: Thilo Parg. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Denisova_4_Denisovan_molar_3.jpg.
Denisovan fossil jaw fragment / Fragmento de mandíbula denisovana. Author / Autor: Dongju Zhang. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Xiahe_mandible.jpg.
Reconstruction of neanderthal girl in modern outfit / Reconstrucción de niña neandertal vestida al estilo moderno. Author / Autor: Fährtenleser. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:La_Qhina_18_Rekonstruktion,_Museum_Neanderthal.jpg
All images / Todas las imágenes: CC BY-SA 4.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0>, via Wikimedia Commons.
References / Referencias:
1. Krause, J., Fu, Q., Good, J. et al. The complete mitochondrial DNA genome of an unknown hominin from southern Siberia. Nature 464, 894–897 (2010). https://doi.org/10.1038/nature08976.
2. Zavala, E.I., Jacobs, Z., Vernot, B. et al. Pleistocene sediment DNA reveals hominin and faunal turnovers at Denisova Cave. Nature (2021). https://doi.org/10.1038/s41586-021-03675-0.
3. Ann Gibbons. Mysterious human relatives moved into ‘penthouse' Siberian cave 100,000 years earlier than thought. https://www.sciencemag.org/news/2019/01/mysterious-human-relatives-moved-penthouse-siberian-cave-100000-years-earlier-thought. DOI: 10.1126/science.aaw8527.
4. Slon, V., Mafessoni, F., Vernot, B. et al. The genome of the offspring of a Neanderthal mother and a Denisovan father. Nature 561, 113–116 (2018). https://doi.org/10.1038/s41586-018-0455-x.
5. Matthew Warren. Biggest Denisovan fossil yet spills ancient human’s secrets. Nature 569, 16-17 (2019). DOI: https://doi.org/10.1038/d41586-019-01395-0.
6. Chen, F., Welker, F., Shen, CC. et al. A late Middle Pleistocene Denisovan mandible from the Tibetan Plateau. Nature 569, 409–412 (2019). https://doi.org/10.1038/s41586-019-1139-x; Ann Gibbons. Tibetans inherited high-altitude gene from ancient human. Science. DOI: 10.1126/article.22887.
7. Marion Prévost et al. Early evidence for symbolic behavior in the Levantine Middle Paleolithic: A 120 ka old engraved aurochs bone shaft from the open-air site of Nesher Ramla, Israel. Quaternary International. https://doi.org/10.1016/j.quaint.2021.01.002.
8. Leder, D., Hermann, R., Hüls, M. et al. A 51,000-year-old engraved bone reveals Neanderthals’ capacity for symbolic behaviour. Nat Ecol Evol (2021) 5:1283-1282. https://doi.org/10.1038/s41559-021-01487-z.
9. Silvia M. Bello. Boning up on Neandertal art. Nature Ecology & Evolution 5: 1201-1202, 2021. https://www.nature.com/articles/s41559-021-01506-z.epdf.
10. Pinker, S., & Bloom, P. (1990). Natural language and natural selection. Behavioral and Brain Sciences, 13(4): 707-727. DOI:10.1017/S0140525X00081061.
11. Rebecca Wragg Sykes. Kindred: Neandertal Life, Love, Death and Art. Bloomsbury Sigma, London, 2020.
12. Peter J. Richerson, Sergey Gavrilets and Frans B.M. de Waal. Modern theories of human evolution foreshadowed by Darwin’s Descent of Man. Science372, eaba3776 (2021). DOI: 10.1126/science.aba3776. https://science.sciencemag.org/content/372/6544/eaba3776.
13. Conde-Valverde, M., Martínez, I., Quam, R.M. et al. Neanderthals and Homo sapiens had similar auditory and speech capacities. Nat Ecol Evol 5, 609–615 (2021). https://doi.org/10.1038/s41559-021-01391-6.
14. Edward O. Wilson. Genesis. The Deep Origin of Societies. Penguin books, Penguin Random House UK, London, 2019.
15. Balzeau, A., Turq, A., Talamo, S. et al. Pluridisciplinary evidence for burial for the La Ferrassie 8 Neandertal child. Sci Rep 10: 21230 (2020). https://doi.org/10.1038/s41598-020-77611-z.
16. África Pitarch Martí et al. The symbolic role of the underground world among Middle Paleolithic Neanderthals. PNAS August 17, 2021 118 (33) e2021495118, https://doi.org/10.1073/pnas.2021495118.
17. D.L. Hoffmann et al. U-Th dating of carbonate crusts reveals Neandertal origin of Iberian cave art. Science23 Feb 2018: Vol. 359, Issue 6378, pp. 912-915.
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