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jijorquera

Progress (I): Dismounting the Four Horsemen of the Apocalypse

Updated: Aug 10, 2023

Progreso (I): Desmontando a los Cuatro Jinetes del Apocalipsis





The Four Horsemen of the Apocalypse, Albrecht Dürer /

Los cuatro jinetes del apocalipsis, Alberto Durero



And again a new day begins. And when the sun rises, the world will watch in horror run over its fields four horsemen enemies of man.

Alfredo Mañas and Manolo Díaz;

Apocalipsis (Music Record), Aguaviva, 1977



Past times were always better, weren’t they? Or not...? Do we aim to discredit our neighbors, acquaintances, and contemporaries by placing our predecessors on a pedestal?


The world that our ancestors inhabited until a couple of centuries ago was practically immutable or changed very slowly during the course of a generation, except for natural disasters or other special circumstances. One learned what was necessary to survive and reproduce, and didn't need to adapt to a changing environment. Wars, famines, and plagues were part of the routine, as was death. Even when a prehistoric band of hunters and gatherers crossed paths with another or entered its territory, their actions fell within a few patterns possibly learned from childhood: understanding, fight, or flight. With the appearance of tribes and chiefdoms, religious rites of a group could serve to consolidate a feeling of nearly eternal permanence of everything for the chosen people in the promised land. This “Eden” was precisely the inhabited environment, the motherland, essentially immutable because if it changed it would not have been a paradise in the first place. Changing centuries old habits was difficult for innovators, besides being risky and usually unnecessary until very recently.


Conversely, now and for recent decades, practices change at an increasingly accelerated pace, confirming the concept of the Great Acceleration. Until not long ago, one could count on one’s fingers the innovations taking place during a lifetime, such as Gutenberg’s printing press or the first European vaccination against smallpox (1). In many cases the relevance of these advances was not perceived by most people until several generations later. Today it would be impossible to list the myriad innovations that occur in a mere month. Nature and Science, only two of the most prestigious scientific journals (of which there are more than a few), are published weekly full of new inventions and discoveries.


Part of this progress is undoubtedly due to the increase in the world's educated population in a position to learn, research, and transmit knowledge and innovations. As previously noted, the increase in human population has its dark side when considering the degradation of the original state of our planet, our only real paradise. But in spite of every day’s news, there is reason for some optimism. Too many things are wrong, but at the same time they are improving, as Swedish physician and professor of international health Hans Rosling would say, (2) and in many cases the progress is impressive.


The four horsemen of the Apocalypse are being dismounted thanks to progress, despite all its imperfections. On the other hand, we have lowered the general risk of living, but the dangers are still here and they are not necessarily more predictable, like a global war, or more manageable, like a pandemic.


More about how Progress is dismounting the four horsemen of the Apocalypse in future posts.


To view other posts in this web use this link. You may also be interested in the series of posts on the climate emergency and biodiversity loss.





Versión en español:



Y de nuevo comienza un nuevo día. Y cuando salga el Sol, el mundo verá con horror correr sobre sus campos cuatro jinetes enemigos del hombre.

Alfredo Mañas y Manolo Díaz;

Apocalipsis (LP), Aguaviva, 1977



Los tiempos pasados siempre fueron mejores, ¿no? ¿O no es así...? ¿Pretendemos desacreditar a nuestros vecinos, conocidos y contemporáneos colocando a nuestros predecesores en un pedestal?


El mundo que habitaron nuestros antepasados hasta hace un par de siglos fue prácticamente inmutable o cambiaba muy lentamente durante el transcurso de una generación, excepto por desastres naturales u otras circunstancias especiales. Cada persona aprendía lo que era necesario para sobrevivir y reproducirse, y no necesitaba adaptarse a un entorno cambiante. Las guerras, las hambrunas y las plagas eran parte de la rutina, al igual que la muerte. Incluso cuando una banda prehistórica de cazadores y recolectores se cruzaba con otra o entraba en su territorio, las acciones posibles entraban dentro de unos pocos patrones, posiblemente aprendidos desde la infancia: entendimiento, lucha o huida. Con la aparición de tribus y cacicazgos, los ritos religiosos de cada grupo humano pudieron servir para consolidar aún más un sentimiento de permanencia casi eterna de todo lo que había alrededor del pueblo elegido en la tierra prometida. Este "Edén" era precisamente el entorno habitado, la patria, esencialmente inmutable porque, si cambiase, no habría sido originalmente un paraíso. Cambiar hábitos centenarios era difícil para los innovadores, además de ser arriesgado y generalmente innecesario hasta hace muy poco.


Por el contrario, ahora y durante las últimas décadas, todo cambia a un ritmo cada vez más acelerado, confirmando el concepto de la Gran Aceleración. Hasta no hace mucho, se podían contar con los dedos las innovaciones que tenían lugar durante toda la vida, como la imprenta de Gutenberg o la primera vacuna europea contra la viruela (1). En muchos casos, la relevancia de estos avances no era percibida por la mayoría de las personas hasta varias generaciones después. Hoy sería imposible enumerar la miríada de innovaciones que ocurren en un solo mes. Nature y Science, sólo dos de las revistas científicas más prestigiosas (de las que hay unas cuantas), se publican semanalmente llenas de nuevos inventos y descubrimientos.


Parte de este progreso se debe, sin duda, al aumento de la población educada del mundo en condiciones de aprender, investigar y transmitir conocimientos e innovaciones. Como se señaló anteriormente, el aumento de la población humana tiene su lado oscuro cuando se considera la degradación del estado original de nuestro planeta, nuestro único paraíso real. Pero a pesar de las noticias de todos los días, hay razones para cierto optimismo. Demasiadas cosas están mal, pero al mismo tiempo están mejorando, como diría el médico sueco y profesor de salud internacional Hans Rosling, (2) y en muchos casos el progreso es impresionante.


Los cuatro jinetes del Apocalipsis están siendo descabalgados gracias al progreso, a pesar de todas sus imperfecciones. Por otro lado, si bien hemos reducido el riesgo general asociado a vivir, los peligros siguen aquí y no son necesariamente más predecibles, como una guerra global, o más manejables, como una pandemia.


Más sobre cómo el progreso está descabalgando a los cuatro jinetes del Apocalipsis en futuras publicaciones.


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Image / Imagen:


The Four Horsemen of the Apocalypse, Albrecht Dürer, circa 1496 / Los cuatro jinetes del apocalipsis, Alberto Durero, en torno a 1496. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Houghton_Typ_Inc_2121A_-_D%C3%BCrer,_Apocalypse,_23.jpg. Typ Inc 2121A, Houghton Library, Harvard University. Public domain, via Wikimedia Commons.




References / Referencias:


1. Pollard, A.J., Bijker, E.M. A guide to vaccinology: from basic principles to new developments. Nat Rev Immunol 21, 83–100 (2021). https://doi.org/10.1038/s41577-020-00479-7.

2. Hans Rosling. Factfulness. Ten Reasons We’re Wrong About the World - And Why Things Are Better Than You Think. Sceptre, London, 2018.

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